Teoría del conocimiento

Reflexiones sobre el proceso cognoscitivo del ser

Basado en el texto de Johannes Hessen

El autor inicia con un recorrido por la historia de la filosofía para hallar en ella la esencia misma de su teoría y práctica, así presenta los diversos conceptos que le han sido adjuntados por pensadores en posiciones diferentes, e incluso contrarias. Partiendo de la significación inequívoca de la palabra se traduce esta como amor a la sabiduría, lo que conlleva al deseo por adquirir conocimiento, en un comienzo esto se vio orientado al estudio del ser en su conducta valorativa teórica y práctica, siendo Sócrates y Platón los principales defensores de esto, sin embargo Aristóteles, discípulo de Platón, se aleja de lo expuesto por su maestro al asumir todo lo que rodea al “ser” como parte inexorable del estudio, así nos encontramos con dos proposiciones; donde la filosofía se orienta a la búsqueda de la verdad mediante la concepción del ser únicamente y la que toma en cuenta el universo. Al conocer las relaciones de la filosofía con todos los demás elementos que componen la cultura entendemos entonces la totalidad que esta pretende abarcar, pues de la ciencia se aleja al estar ésta dividida en especialidades que estudian la realidad por partes, del arte y de la religión se distingue pues éstas se desarrollan en el subjetivismo para la interpretación de la realidad, por ende no llegan a una verdad universal, que es la única que se podría considerar como válida.

Así la filosofía requiere entonces de la reflexión del ser sobre sí mismo para poder llegar a un entendimiento del mundo.

La filosofía vista como ciencia busca comprender el conocimiento y su validez, para ello es necesario tener claro que el conocimiento es como un proceso, donde se encuentra una constante relación entre el sujeto y el objeto, la validez de este conocimiento se respalda en la concordancia que tenga el pensamiento con el objeto, de manera objetiva, pues si la verdad no es una verdad universal entonces carece de validez.

Por ello son muchos los pensadores que se han dedicado a establecer definitivamente cómo sucede el proceso de conocimiento, visto desde muchas posiciones diferentes; hay quienes confían ciegamente en la razón humana para llegar al entendimiento, sin ver en el mundo perceptivo validez alguna, esta visión racionalista se encuentra en la filosofía de Platón, para quien los estímulos del mundo perceptible permiten el entendimiento mediante una reminiscencia del conocimiento que el sujeto tenía ya a priori a la experiencia, según este filósofo existe un mundo aparte al terrestre donde habitan las ideas eternas de todas las cosas, la esencia de la cosa en sí, con las cuales nuestra alma ya ha entrado en contacto en una existencia anterior a la terrenal. Siendo éstas eternas y no cambiantes ni de percepciones subjetivas como lo que habita en el mundo perceptible; son consideradas las verdaderas. Su defecto radica en caer en el dogmatismo de considerar la razón únicamente como medio de hallar la verdad, desechando la experiencia, y todas las variantes que ésta conlleva, como factor determinante del conocimiento, pues da por sentado el contacto del sujeto y el objeto en un sentido genérico y universal.

El empirismo, por el contrario, se basa en las experiencias como único medio para hallar alguna verdad válida, rechaza cualquier conocimiento a priori que pueda poseer el sujeto y es el filósofo John Locke el principal exponente de esta rama del pensamiento, al afirmar que el alma humana es vacía y son las experiencias las que la van llenando, éstas se ven divididas en externas (sensaciones) e internas (reflexiones), posteriormente David Hume apoyaría lo expuesto por Locke y dividiría las percepciones en impresiones e ideas, siendo las primeras las que se producen directamente al entrar en contacto con un estímulo externo, mientras que las ideas son aquellas que surgen posterior a la experiencia en base a las impresiones de sensaciones y reflexiones.

El intelectualismo y el apriorismo buscan mediar entre estas dos visiones contrarias, el primero, cuyo principal expositor fue Aristóteles (posteriormente Santo Tomás de Aquino, en la Edad media), quien sustrajo de Platón “la idea” de la cosa para situarla en el mundo perceptible, es decir, en la cosa en sí, de esta manera, mediante la experiencia, se puede llegar a la imagen del objeto, que guarda la esencia inmutable de la cosa.

El apriorismo, que también defiende tanto la experiencia como el pensamiento como medios para llegar al conocimiento, considera que existen elementos a priori, Immanuel Kant, su principal expositor, definió estos como formas del entendimiento, que junto a la formas de la intuición (espacio – tiempo) sitúan y organizan el caos perceptible al que se somete el sujeto en la experiencia con el objeto, llamado  “noúmeno” por Kant.

Personalmente, me inclino a la visión expuesta por Kant, pues éste si bien afirma la posible existencia objetiva del objeto, toma en cuenta los elementos que influyen en la percepción del sujeto, también afirma que el sujeto no puede de alguna manera aprehender la realidad del objeto, no puede llegar a la sustancia inalterable de este (remitiendo a la teoría de las ideas de Platón), pues lo que se crea en la razón es una imagen de éste, el conocimiento de la cosa radica entonces en el fenómeno que produce el objeto en la razón del sujeto, y éste depende de las capacidades cognitivas que el mismo posea.

Entonces cabe preguntarse cómo puede un conocimiento considerarse verdadero, y si es que hay alguna forma de verificar su validez universal.

«Ese territorio [el del entendimiento puro] es una isla que ha sido encerrada por la misma naturaleza entre límites invariables. Es el territorio de la verdad (Land der Wahrheit) —un nombre atractivo— y está rodeado por un océano ancho y borrascoso, verdadera patria de la ilusión, donde algunas nieblas y algunos hielos que se deshacen prontamente producen la apariencia de nuevas tierras y engañan una y otra vez con vanas esperanzas al navegante ansioso de descubrimientos, llevándolo a aventuras que nunca es capaz de abandonar, pero que tampoco puede concluir jamás» (B 294-5)

Fragmento extraído del texto “Crítica a la razón pura” de Inmanuel Kant.

 

Kant nos muestra así, en forma de metáfora, la imposibilidad de alcanzar la esencia verdadera de la cosa, o el objeto de estudio, así todo conocimiento es únicamente verificable en su aspecto formal lógico, analizando desde una visión objetiva la concordancia del pensamiento con el objeto en sí, o más bien con el fenómeno de éste.

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Definición de términos:

  • Noúmeno: Término acuñado por Inmanuel Kant para referirse al objeto perteneciente a la realidad objetiva e intelectual, que no es reconocida por medio de la intuición sensible.
  • Fenómeno: Término usado en la Filosofía para denominar el aspecto de las cosas ante nuestros sentidos, resultado de una relación empírica.
  • Aprehender: La palabra como término filosófico se diferencia de “aprender”, ya que esta última se refiere al conocimiento adquirido mediante el estudio teórico o empírico de alguna cosa, en cambio, aprehender hace referencia a la captación o comprensión de algo sin estudio previo de por medio, y sin consideraciones de juicio alguno, la concepción más pura de la esencia de algún objeto o ente.
  • Sujeto y objeto: En filosofía se entiende por sujeto un ser dotado de conciencia y de voluntad, que conoce y actúa en conformidad con sus propios designios. Al sujeto se contrapone el objeto, como una cosa exterior hacia la cual se dirige la conciencia y la actividad del primero.
  • Estímulo: Es cualquier cosa que influya efectivamente sobre los órganos sensitivos de un organismo viviente, incluyendo fenómenos físicos internos y externos del cuerpo, y suscite una respuesta del mismo.
  • Percepción: Se ha entendido en filosofía, de modo general, como la aprehensión directa de una realidad objetiva, siendo dicha aprehensión algo distinto de la sensación y de la intuición intelectual.

Referencia:

  • Teoría del conocimiento. Johannes Hessen.
  • Crítica a la razón pura. Inmanuel Kant.

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